Las conceptualizaciones de la droga han ido variando con los años. Utilizaremos la definición de Fernández, Ladero y Lizasoain (1998), donde mencionan las drogas como sustancias que cuando se consumen producen alteración o modificación en una o varias funcionas psíquicas, que inducen a las personas que las toman a repetir su autoadministración. El cese de consumo puede dar lugar a un gran malestar somático y/o psíquico y no tienen ninguna implicación médica (si la tuviesen pueden no utilizarse con este fin sino con otros como recreativo). Esta definición hace referencia, por tanto, al refuerzo positivo que supone el consumir la sustancia y la producción de dependencia psíquica y/o física. Debe afectar a algunos ámbitos de la vida de la persona que la consume para ser considerada como droga, pudiendo ser estos el ámbito personal, familiar, laboral o escolar.
En la realidad los efectos de las drogas varían debido a cuestiones químicas y por estos efectos podemos clasificarlas en drogas depresoras, drogas estimulantes y drogas alucinógenas. En el grupo de drogas depresoras del sistema nervioso central podemos encontrar el cannabis, la heroína, la morfina y la codeína. En el segundo grupo de drogas estimulantes del sistema nervioso central podemos encontrar las anfetaminas (éxtasis), la cocaína (Clorhidrato de cocaína o crack), MDMA (Metilendioximetanfetamina) e inhalantes (Cloretilo). En el grupo de drogas alucinógenas podemos encontrar la LSD (Desitilamina de ácido lisérgico), mescalina y psilocibina.
Sin embargo, hay otras drogas que pasan más desapercibidas por su perfil conductual y que observamos diariamente en consulta, como puede ser por ejemplo el uso de Internet. Esto corresponde con un grave problema que se relaciona con el consumo de pornografía. La pornografía es consumida de forma habitual por los jóvenes de entre 12 a 14 años, correspondiendo a edades del desarrollo psicosexual cruciales para la evolución del menor.
El consumo de pornografía viene asociado a otros problemas que hemos detectado los psicólogos y conductas de tipo disruptivo como por ejemplo la sextorsion. Este término hace referencia a la extorsión con imágenes sexuales de terceros. Otro de los problemas asociados a esto es el sexting; compartir imágenes de contenido erótico con terceros. El libre acceso a las nuevas tecnologías genera estos problemas de forma inminente.
Como psicóloga, considero que la educación sexual también es una cuestión familiar que debe hablarse desde la información en el hogar para que los adolescentes cuenten con toda la información posible a su alcance desde fuentes fiables como pueden ser los padres, sabiendo que la pornografía no muestra una realidad verídica sobre las relaciones sexuales.
Otro de los problemas relacionados con las adicciones son las apuestas y los portales de internet que se vinculan a las mismas. La ludopatía se define por la OMS como “un trastorno caracterizado por la presencia de frecuentes y reiterados episodios de participación en juego de apuestas, los cuales dominan la vida del/la enfermo/a en perjuicio de sus valores y obligaciones sociales, laborales, materiales y familiares;(…) esta conducta persiste y a menudo se incrementa a pesar de sus consecuencias sociales adversas tales como pérdida de la fortuna personal, deterioro de las relaciones familiares y situaciones personales críticas”.
En España, son más de 800 mil personas las que apuestan dinero online en plataformas de juego. En una primera instancia, la persona adicta comienza a ganar dinero en pequeñas cantidades, pero en una segunda fase, la persona comienza a perder dinero y eso le obliga a pedir dinero a otros o a apostar lo poco que tienen para compensar la pérdida.
Desde la perspectiva psicológica, el problema radica en el libre acceso a internet y a las nuevas tecnologías sin ningún tipo de control sobre lo que se visualiza en la red, de forma especial en los adolescentes.
En Fundaneed le damos importancia a la prevención de las adicciones desde la infancia. Desde el departamento de psicología ponemos el foco en que las adicciones no solo pueden serlo hacia una sustancia, sino que hay adicciones que pueden pasar muy desapercibidas que inician su curso desde el consumo de internet.
Como psicólogos, debemos dar relevancia a aquellas medidas que los padres pueden llevar a cabo que nos ayudan a prevenir las adicciones comportamentales, limitando el uso del móvil y de los dispositivos electrónicos y seleccionando un buen control parental.
Los padres deben ser los responsables del uso de las tecnologías desde que son pequeños hasta su vida adulta, previniendo los riesgos que puedan aparecer. Un buen método para prevenir los riesgos es el diálogo advirtiendo de los posibles riesgos de un mal uso de internet, creando un clima de confianza para que en cualquier caso puedan contar con nosotros si surge algún problema.
Además, desde la experiencia es muy relevante que los adolescentes no tengan los datos de las tarjetas de crédito para que no puedan acceder a las casas de apuestas online y gastar dinero sin control.
No obstante, si el problema de adicción surge y lo observamos, debemos pedir ayuda a un profesional de salud mental para que nos ayude con pautas e indicaciones sobre qué debemos hacer una vez que la adicción aparece.
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