Trastornos de la comunicación

¿Qué son los trastornos de la comunicación?

Son trastornos del discurso y del lenguaje que se refieren a problemas en la comunicación y áreas relacionadas, como la función motora oral. Los retrasos y trastornos pueden ir desde la sustitución de sonidos simples a la incapacidad de comprender o utilizar su lengua materna. Este tipo de trastornos generalmente se diagnostican en la infancia o la adolescencia​, aunque pueden persistir hasta la edad adulta.

Trastornos del lenguaje:

Dificultades persistentes en la adquisición y uso del lenguaje en todas sus modalidades (es decir, hablado, escrito, lenguaje de signos u otro) debido a deficiencias de la comprensión o la pro­ducción que incluye lo siguiente:

1. Vocabulario reducido (conocimiento y uso de palabras).
2. Estructura gramatical limitada (capacidad para situar las pa­labras y las terminaciones de palabras juntas para formar frases basándose en reglas gramaticales y morfológicas).
3. Deterioro del discurso (capacidad para usar vocabulario y conectar frases para explicar o describir un tema o una serie de sucesos o tener una conversación).

Las capacidades de lenguaje están notablemente y desde un punto de vista cuantificable por debajo de lo esperado para la edad, lo que produce limitaciones funcionales en la comunica­ ción eficaz, la participación social, los logros académicos o el desempeño laboral, de forma individual o en cualquier combina­ción.

El inicio de los síntomas se produce en las primeras fases del período de desarrollo.

Las dificultades no se pueden atribuir a un deterioro auditivo o sensorial de otro tipo, a una disfunción motora o a otra afección médica o neurológica y no se explica mejor por discapacidad in­telectual (trastorno del desarrollo intelectual) o retraso global del desarrollo.

Trastornos fonológicos:

Dificultades persistentes en la producción fonológica que interfiere con la inteligibilidad del habla o impide la comunicación verbal de mensajes.

La alteración causa limitaciones en la comunicación eficaz que interfiere con la participación social, los logros académicos o el desempeño laboral, de forma individual o en cualquier combina­ción.

El inicio de los síntomas se produce en las primeras fases del período de desarrollo.
Las dificultades no se pueden atribuir a afecciones congénitas o adquiridas, como parálisis cerebral, paladar hendido, hipoacusia, traumatismo cerebral u otras afecciones médicas o neurológicas.

Trastornos de la fluidez de inicio en la infancia (Disfemia/Tartamudez):

Alteraciones de la fluidez y la organización temporal normales del habla que son inadecuadas para la edad del individuo y las habilidades de lenguaje, persisten con el tiempo y se caracteri­zan por la aparición frecuente y notable de uno (o más) de los siguientes factores:

1. Repetición de sonidos y sí
2. Prolongación de sonido de consonantes y de vocales.
3. Palabras fragmentadas (p. ej., pausas en medio de una pa­labra).
4. Bloqueo audible o silencioso (pausas en el habla, llenas o vacías).
5. Circunloquios (sustitución de palabras para evitar palabras problemáticas).
6. Palabras producidas con un exceso de tensión física

Trastornos de la comunicación social (pragmático):

Son dificultades persistentes en el uso social de la comunicación verbal y no verbal que se manifiesta por todos los siguientes fac­tores:

1. Deficiencias en el uso de la comunicación para propósitos sociales, como saludar y compartir información, de manera que sea apropiada al contexto social.
2. Deterioro de la capacidad para cambiar la comunicación de forma que se adapte al contexto o a las necesidades del que escucha, como hablar de forma diferente en un aula o en un parque, conversar de forma diferente con un niño o con un adulto, y evitar el uso de un lenguaje demasiado formal.
3. Dificultades para seguir las normas de conversación y narra­ción, como respetar el turno en la conversación, expresarse de otro modo cuando no se es bien comprendido y saber cuándo utilizar signos verbales y no verbales para regular la interacció
4. Dificultades para comprender lo que no se dice explícita­mente (p. ej., hacer inferencias) y significados no literales o ambiguos del lenguaje (p. ej., expresiones idiomaticas, humor, metáforas, múltiples significados que dependen del con­texto para la interpretación).

> American Psychiatric Association (2014). Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-5), 5ª Ed. Barcelona: Masson.

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