Trastorno del espectro autista

¿Qué es el trastorno del espectro autista?

Es una afección relacionada con el desarrollo del cerebro que afecta la manera en la que una persona percibe y socializa con otras personas, lo que causa problemas en la interacción social y la comunicación. El trastorno también comprende patrones de conducta restringidos y repetitivos. El término ‘espectro’ se refiere a un amplio abanico de síntomas y gravedad.

Según el DSM-5 (2014):
  1. Las deficiencias en la reciprocidad socioemocional, varían, por ejemplo, desde un acercamiento social anormal y fracaso de la conversación normal en ambos sentidos pasando por la dismi­nución en intereses, emociones o afectos compartidos hasta el fracaso en iniciar o responder a interacciones sociales.
  2. Las deficiencias en las conductas comunicativas no verbales utilizadas en la interacción social, varían, por ejemplo, desde una comunicación verbal y no verbal poco integrada pasando por anomalías del contacto visual y del lenguaje corporal o deficiencias de la comprensión y el uso de gestos, hasta una falta total de expresión facial y de comunicación no verbal.
  3. Las deficiencias en el desarrollo, mantenimiento y compren­sión de las relaciones, varían, por ejemplo, desde dificulta­des para ajustar el comportamiento en diversos contextos sociales pasando por dificultades para compartir juegos ima­ginativos o para hacer amigos, hasta la ausencia de interés por otras personas.
Patrones restrictivos y repetitivos de comportamiento, intereses o actividades:
  1. Movimientos, utilización de objetos o habla estereotipados o repetitivos (p. ej., estereotipias motoras simples, alineación de los juguetes o cambio de lugar de los objetos, ecolalia, frases idiosincrásicas).
  2. Insistencia en la monotonía, excesiva inflexibilidad de rutinas o patrones ritualizados de comportamiento verbal o no verbal (p. ej., gran angustia frente a cambios pequeños, dificultades con las transiciones, patrones de pensamiento rígidos, ritua­les de saludo, necesidad de tomar el mismo camino o de co­mer los mismos alimentos cada día).
  3. Intereses muy restringidos y fijos que son anormales en cuanto a su intensidad o foco de interés (p. ej., fuerte apego o preocupación por objetos inusuales, intereses excesiva­mente circunscritos o perseverantes).
  4. Hiper o hipo-reactividad a los estimulos sensoriales o interés inhabitual por aspectos sensoriales del entorno (p. ej., indi­ferencia aparente al dolor/temperatura, respuesta adversa a sonidos o texturas específicos, olfateo o palpación excesiva de objetos, fascinación visual por las luces o el movimiento).
Otras características:
  1. Los síntomas han de estar presentes en las primeras fases del pe­ríodo de desarrollo (pero pueden no manifestarse totalmente hasta que la demanda social supera las capacidades limitadas, o pueden estar enmascarados por estrategias aprendidas en fases posterio­res de la vida).
  2. Los síntomas causan un deterioro clínicamente significativo en lo social, laboral u otras áreas importantes del funcionamiento habitual.
  3. Estas alteraciones no se explican mejor por la discapacidad inte­lectual (trastorno del desarrollo intelectual) o por el retraso global del desarrollo. La discapacidad intelectual y el trastorno del es­ pectro del autismo con frecuencia coinciden; para hacer diagnós­ticos de comorbilidades de un trastorno del espectro del autismo y discapacidad intelectual, la comunicación social ha de estar por debajo de lo previsto para el nivel general de desarrollo.

> American Psychiatric Association (2014). Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-5), 5ª Ed. Barcelona: Masson.

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